miércoles, 9 de noviembre de 2011

Corazón del alba

Al último tramo lo guió la tormenta
en cuyas gotas, como hijos, dejó toda la luz del alba.
Y cuando estas caen de las hojas
estallan en la tierra como polen de arcoiris.

El viento soplará fuerte después,
mas ahora, solo hay agua.
Y agua seremos siempre,
y siempre moriremos al alba.

Cuanta fragilidad:
Es nuestro camino.
Cuanta alegría:
Es nuestra alma.

Quisiera ser parte de tu cuerpo.
Tu brazo, o tu pecho.
Protegerte así del fatal acecho,
de lo imponderable.

Pero no. No soy viento. Ni siquiera soy hoja.
Sólo una gota de agua en el aire
cargando en el corazón luz del alba.
Muriendo en la tierra para vivir en la savia.

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